El ruido de sables es la soledad sonora que amenaza a esta
España sorda de un oído y tuerta del otro, según asegura el laicismo militante,
empeñado en relacionar al valle de los Caídos con el de lágrimas, que es un
modo barato de sugerir que los pantanos que inauguraba su excelencia se llenaban con
agua bendita.
Los afrancesados advierten de que España retrocede medio siglo porque se
abraza a una Iglesia en marcha atrás que añora los tiempos del gasógeno, los
seriales y la unción de enfermos. Sobre todo, la unción de enfermos, que piden
suprimir de los hospitales porque consideran que es mejor gastarse el dinero en disculpas médicas que en perdón de Dios. De este modo evidencian su analfabetismo espiritual los que consideran que la extremaunción es el chiste
malo del que ríe el último en vez del acceso directo a la Gracia.
He asistido a la administración del sacramento de la Unción de los enfermos muchas veces en mis años de profesional sanitario y nunca nadie se ha quejado de ello porque era petición previa del paciente.
ResponderEliminarEstos demócratas de carnet no deben saber que con el alma no se juega porque es más que cualquier partido político;es un regalo de Dios. Un abrazo,Javier.
Un regalo de Dios. Y menudo regalo. Un abrazo.
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