Vacaciones de invierno

En Asturias un sindicato pidió no hace mucho que el 25 de diciembre se conmemorara el cumpleaños de Juan Ramón Jiménez en lugar del nacimiento del Redentor, que es una manera prosaica de sustituir en el belén a la mula por Platero y en el cerebro a la inteligencia emocional por el disparate. Que habría sido mayor si el agente social hubiera exigido además que en la cuna en lugar de Jesús estuviera Víctor Manuel, con Ana Belén en el papel de Virgen María deslumbrante: mírala, mírala, mírala.
Ahora, todo se pega, la consejera asturiana de educación ha exigido a los colegios que eliminen del calendario escolar los términos vacaciones de Navidad y de Semana Santa, que pasan a denominarse de invierno y del segundo trimestre. Las estivales mantienen el nombre, aunque tal vez la medida afecte también al veranillo de San Miguel. Lo que demuestra que la propuesta se deriva de algo parecido al resentimiento. O bien la mujer intenta demostrar que no estudió con las monjas o, por el contrario, que sí lo hizo, pero faltó a clase el trimestre en que las hermanas explicaron el tema sobre el uso de razón.
La consejera asegura que la política es ideología. Yo creía que era servicio, pero doctores tiene el Samur laico que se curan en salud mientras hacen enfermar al resto. Hay que tener en cuenta que en lenguaje socialista ideología significa voy a por ti. Así que de aquí a poco planteará sustituir en los libros de textos las referencias al cenáculo por las del contubernio de Múnich y las del prendimiento en el Huerto de los Olivos por las de la toma de la Bastilla. Lo que no le emparenta con María Antonieta. No tener cabeza es muy distinto a que te la corten.