Porque no las tiene. A la muerte no es posible
ni siquiera atribuirle la virtud de la paciencia, ya que, en contra lo que se
cree, no espera, ronda. En realidad, siempre va con prisas. No se sienta en la
puerta a ver pasar el cadáver de su enemigo, el hombre, sino que sale a su
encuentro para agilizar los trámites de extradición.
De manera que puesto que la Resurrección no es su íntima amiga, El
Vaticano, tutor de Lázaro, hace bien en pedir a los mexicanos que dejen de dar
culto al cuerpo presente y se centren en la vida eterna, cuya legítima representante
de Jalisco para abajo es la
madre Lupita, recién canonizada, cuyos
huesos si que son de santo.
Confundir ciertas tradiciones con la doctrina del Evangelio es atribuir al TBO virtudes de Enciclopedia,por muy enraizadas que estén en la vida del pueblo.No pasa de ser un sincretismo religioso que es conveniente explicar para que,si las personas deciden seguir al Señor,lo hagan sin máscaras,alcohol o juergas.
ResponderEliminarLa vida cristiana es,indudablemente,otra cosa.
Un abrazo,Javier.
Otra cosa mucho más alegre. Un abrazo.
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