Las tentaciones católicas, para el laicismo, se condensan en
la imagen pastoril del Belén: madre amantísima, padre responsable e hijo
redentor. Demasiado bueno para ser real. Pero, como lo es, el laicismo pretende
arrancar el sustrato teológico de la bondad, descascarillar la moral, descafeinar
la fe.
Por eso arremete contra los planes del ministro Wert para la
Religión en la ley de educación. Por eso asegura que el 70% de los encuestados
está en desacuerdo con el refuerzo del Credo en la enseñanza. Por eso
esconde en lo que puede que no es una asignatura obligatoria. Otra cosa es que
no le guste la pareja académica que le han buscado. Si las matemáticas fueran opcionales tampoco
conseguirían buenos números.
Me recuerdan a la fábula del zorro y las uvas,que por no poder alcanzarlas decía que no estaban maduras.
ResponderEliminarObservo en todos ellos un odio a todo aquello que no entienden,dominan o no pueden asumir como vida propia. Pero en algo podemos coincidir:
A mí,su laicismo,tampoco me convence.
Un abrazo,amigo Javier.
Lo peor es que el laicismo engaña a los neutros al omitir que la asignatura es opcional. Intentan dar a entender que Wert se ha plegado a Rouco, cuando la ley en el puno de la Religión es pura sensatez. Un abrazo.
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