Menuda primicia. Para certificar el desinterés no hace falta leer el resultado de las encuestas. Basta con sacar la edad media de los fieles que escuchan misa un día que no sea fiesta de guardar, en el que hay en los reclinatorios más próstata que acné. Esto se deriva de un viejo error, según el cual a los veinte años uno tiene que ser revolucionario, creer en el poder de las flores, deshojar en las comunas la margarita del amor libre.
Y, por supuesto, dar la espalda a la Iglesia, que es la única institución que lo da todo por todos sin importarles sin los feligreses están en el cascarón o pasados por agua. La juventud desconoce que preferir lo peor del mundo a lo mejor del catolicismo viene a ser como preferir a Garzón antes que a Salomón, a la frase hecha (los curas no son de fiar) antes que a la sabiduría, a la bolsa de los refranes antes que al Libro de los Proverbios.
Hay varias maneras de andar el camino:
ResponderEliminarComenzarlo al principio de este,cuando la juventud tiene toda la fuerza(para mí es el más recomendable),hacerlo a mitad de la vida(cuando has sufrido ya algunas decepciones)o ir dando bandazos por caminos secundarios,perdidos,para no encontrar al final el verdadero camino.
Lo bueno de todo esto es que siempre,si elevas los ojos al Cielo,puedes ver al Padre encima de la colina que nos espera...
Un abrazo,Javier.
Si supieran que Jesucristo es el futuro optarían por Él. Un abrazo.
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