Para el laicismo no cabe ninguna duda de que la Iglesia está
obsesionada con el sexo. Sin embargo, a la vista está que es el laicismo el obsesionado
con incluirlo como opción en los planes de estudio teológicos para que los
diáconos tengan la posibilidad de escoger entre arras y castidad, al modo en
que a los alumnos de bachillerato se les propone elegir entre Biología y
Religión, entre vida terrenal y vida eterna.
Al celibato, al no ser dogma, le puede pasar cualquier cosa. Lo mismo se mantiene que le ocurre un accidente. Pero si la presión laicista consigue que los curas se casen por la Iglesia el siguiente paso que daría
sería subvencionar tesis para determinar cuál es el sexo
de los ángeles a fin de saber si Dios es o no machista. Lo que demostraría que el laicismo no tiene ni idea de omnipotencia: San Miguel no
ganó batallas porque le echara un par.
Los atrevidos hablan de todo,de lo que dicen conocer y de lo que desconocen(generalmente,si conocen algo,de eso no suelen hablar...)
ResponderEliminarNo pueden entender la renuncia,ni el sacrificio,ni el buscar algo más allá de la carne.
Quizá piensan que el amor es sólo genitalidad. ¿Y cuando la genitalidad se acaba,dónde van ellos?.
Cuando la misma enfermedad te priva de esa genitalidad,¿dónde dejan ellos el amor?.
Me causan más pena que otra cosa,amigo Jorge. Un abrazo.
No te extrañe que iun día propongan cerrar las Iglesias con el pretexto de que la Religión es algo íntimo.
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