Además, no resalta la vida modesta del Pontífice para
destacar su humildad sino para sugerir que no lo es lo habitual en la santa
madre Iglesia. El elogio envenenado, además de partir de la hipocresía tóxica, forma
parte de una estrategia letal en la que se mezcla el halago y la insidia con la
intención de que el Pontífice muera de éxito tras evidenciar que la institución que
representa vive en la opulencia.
De modo que contraponen arteramente la cruz de metal proletario al crucifijo de
oro, el pisito en Buenos Aires al palacio episcopal, el tango de arrabal al
canto gregoriano. Le quieren Che con escapulario. Que crea en Dios es
secundario, ya se encargara el laicismo de ocultar este detalle a las gentes de
buena voluntad y mala cabeza, a las que dirá que el coro de su parroquia porteña comenzaba la misa con Víctor Jara, tarareaba a Inti Ilimani entre la primera lectura y
el Padrenuestro y sustituía el amén final del rebaño por las vaquitas de Atahualpa
Yupanqui.
Anoche vi una película en 13TV sobre el Papa Juan XXIII y algo parecido sucedía,Javier. Somos así los seres humanos,en cuanto se huele poder en alguien,¡zas, a por él!. Claro que posiblemente no cuenten que existen igualmente personas que no buscan esa adulación y otras que no son aduladores.
ResponderEliminarQuieren un Papa domesticado,que no doméstico,sencillo,pero no por ello menos Papa. Mal deben conocer a los que llevan el lema AMDG(A Mayor Gloria de Dios)grabado en el corazón...
Sigo pidiendo por el Papa Francisco:tiene una ingente tarea sobre sus hombros y creo que lo va a intentar llevar a término en nombre del Señor.
Buen sábado en familia,amigo Javier.
Esta batalla la vamos a ganar. Un abrazo.
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