Hay quienes temen que el Papa Francisco no dure dos Ángelus, que son los partes informativos del cielo. La funesta manía de pensar mal del bien sustenta el agorero pronóstico. Están seguros de que se lo cargará la propia Iglesia católica. No una célula islamista que mute en bacteria asesina ni el albañil al que la caída del muro de Berlín ha dejado sin la contrata de mantenimiento. Tampoco un cabo suelto de la conexión búlgara, sino, por este orden, el Opus, los legionarios de Cristo y los soldados romanos de las procesiones.
Los teóricos de la paranoia conspirativa deberían de cambiar
la lectura de Dan Brown por la de San Mateo
para dejar de ver sospechosos en cada alzacuello que no sea jesuita o
franciscano. El carisma de Francisco le convierte, al parecer de los que le
pronostican un papado corto, en pieza de caza de las órdenes acomodadas que
miran mal su predisposición por los pobres, sus zapatos remendones y su
decisión de lavar los pies a las ovejas negras en vez de a los que usan Punto
Blanco.
En literatura disponer de un mayordomo en el lugar del
crimen facilita mucho la labor del escritor a la hora de encaminar al protagonista a la resolución del
asesinato. En religión, sin embargo, tener el enemigo en casa dificulta la
investigación porque no hay compañía que para los ojos laicos esté libre de
pecado. Y, sin embargo, todas lo están. Fue Jesucristo quien dijo que el que
hace el bien es de los suyos. Y sigue siéndolo, con independencia del color de su sotana. Esa es la fortaleza del catolicismo. Nada aclara tanto que la pluralidad garantiza la
unidad de la Iglesia como el hecho de que Dios sea a la vez uno y trino.
Recordemos que el primer tránsfuga de la Iglesia fue Judas y creo que el Señor estuvo más cerca de la misericordia hacia él que del castigo.
ResponderEliminarTodo es posible en este mundo,no ya en Roma,ni en el Vaticano,sino en una sociedad que ve bien el eliminar la luz sobre la mesa en lugar de ponerle aceite al candil.
Creo que el Papa Francisco puede ser bueno pero no es tonto. Es hijo de S.Ignacio y eso imprime el carácter de la disposición hacia las misiones que el Espíritu Santo pueda encargarle,con o sin peligro.
Buen sábado,amigo Javier.
Tengo un amigo, ya mayor, que dice que nunca ha conocido a un cura tonto. Imaginaté un Papa. Buen día y un abrazo.
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