Los autores de la gesta aseguran que no querían dañar a la
feligresía, lo que casa mal con colocar bajo el reclinatorio una bomba, aunque
sea de fabricación casera, es decir, realizada a partir de ingredientes autóctonos, como esos dos kilos de
pólvora negra cocinados a fuego lento en un camping gas. Además, lejos de
excusarse advierten de que los enclaves fascistas jamás serán un lugar seguro,
aunque no enumeran cuáles. El valle de los Caídos se da por hecho. Y también es obvio que trae más cuenta veranear en la primavera árabe que visitar el palacio de El Pardo. Pero si la relación de un espacio determinado con el caudillo es un
factor de riesgo a ver quién se baña ahora en los pantanos.
lunes, 7 de octubre de 2013
La bomba de El Pilar
El comando Mateo Morral justifica su atentado en la Basílica
de El Pilar en la asiduidad con la que la visitaba Franco.
Al parecer, el colectivo anarquista entiende que la mera
presencia del generalísimo ha convertido el templo en Brunete y a la Virgen en alférez
provisional de reemplazo, amén de en capitana de la tropa aragonesa. Calificarla
de militar y católica es preceptivo para entender la acción armada del club de
amigos de Bakunin, sostenida en el cliché de que rezar es de fachas, en lo que
se nota que esta gente no va a misa de lunes a viernes, los días del
pensionista.
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Como zaragozano simplemente digo que hacen bien en esconderse porque si les llegan a pillar,acaban en el Ebro de cabeza.
ResponderEliminarUn abrazo.