Iñaki Gabilondo es de otro parecer. El periodista reprocha a
PP y CIU que hayan participado en la beatificación de los mártires de la
Iglesia mientras impiden que familias de republicanos encuentren las fosas en
que yacen sus muertos. No seré yo quién aplauda el bloqueo a la búsqueda porque
entiendo que confiere a los deudos de los fusilados el dramático papel de
padres de Marta del Castillo, pero no está de más recordarle al ilustre locutor
que el cielo no entiende de bandos. Dios no niega el acceso al reino a los que tararean el
Padrenuestro al son del himno de Riego.
lunes, 14 de octubre de 2013
Gabilondo y las cunetas
En la Sierra de Segura, en el camino verde que enlaza Jaén
con Albacete destaca entre los pinares la blancura de una tumba acabada en
cruz. No tiene epitafio, pero sí un nombre, Miguel, y una fecha, 1936. Está
junto a una cuneta, pero es fácil suponer que no lo atropelló un automóvil,
sino una milicia. Se llama Miguel y no sé si era un paria de la tierra o el
dueño del latifundio. No sé si lo mataron por pedir pan o por ser el dueño de la tahona. Sólo sé que
se llama Miguel y que murió en el 36. Y su nombre es lo único que me importa
cuando le rezo.
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Gabilondo debe estar muy quemado con la raza humana porque esos asesinados son seres humanos aunque a él no le parezcan.
ResponderEliminarUn abrazo.