El hecho de que el que recuperó a Lázaro para el camino sepa de qué pie
cojea cada uno de sus hijos pródigos explica la presencia de antiguos
agnósticos, tullidos del alma, en la senda de la buena nueva, a los que en lugar
de dejarlos caer les proporciona el Evangelio por muleta. Con San Lucas como apoyo
logístico los descarriados no sólo retornan al redil sino que además estudian
teología, materia que da sentido a sus vidas desde que pisan el seminario porque les permite sustituir el silencio del mundo por el Dios dirá.
Habrá quienes les consideren activos tóxicos, pero son justo
lo contrario. La conversión es al catolicismo lo que el acceso a la universidad
para mayores de 25 años al sistema educativo. Más que nada porque los que dan el paso lo tienen
claro. Tanto como los jóvenes procedentes de hogares rotos alistados al
sacerdocio, cuya presencia significa la victoria de la gran familia sobre la desestructurada. O
lo que es lo mismo, de la oración sobre el caos, ya que para liberarse de los años que vivieron
peligrosamente abrazan la liturgia de las horas.
La nueva hornada de seminaristas incluye también a universitarios, procedentes
en su mayoría de carreras de letras, lo que resulta lógico si se tiene en cuenta que Dios les invita
a una vida literaria con prólogo en el seminario, nudo en el púlpito y el perdón por
desenlace. Nada que ver con la existencia sórdida que muchos dejan atrás. La vocación les permite virar desde el realismo sucio a la novela pastoril.
Javier, me encantan tus artículos, llenos de ingenio. Por cierto, como El apátrida, tú novela, que me he descargado de Amazón. Os invito a que la leáis, no deja títere con cabeza.
ResponderEliminarhttp://www.amazon.es/El-ap%C3%A1trida-ebook/dp/B00AQ3CVEE/ref=sr_1_2?ie=UTF8&qid=1356029796&sr=8-2
Gracias Juan, por tu comentario. Me alegra que te haya gustado la novela. Un abrazo.
EliminarDescubrir al Señor es como encontrar-se con una estupenda botella de vino,quizá en una alacena,o en un baúl,o detrás de la puerta,coger una copa limpia,sentarse y descorchar esa botella para saborearla poco a poco,gozando del caldo y de la panorámica de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo y buen día de la lotería...del alma,Javier.
Soy abstemio, así que comparto lo que dices pero donde tu pones vino pongo yo café. Buen día.
ResponderEliminar