Lo que no significa que sea la eterna adolescente. Al contrario, es una institución madura que no busca el acné para perpetuarse. Quienes a fin de burlarse aseguran que la media de edad de los creyentes que acreditan serlo es tan alta como la luna, ay, ay, como la luna, desconocen que la Iglesia no requiere relevo generacional. Por una razón espiritual: los católicos practicantes no son operarios del alma ni mano de obra de breviario, sino empleados por cuenta propia del sector de la fe que no necesitan jubilarse de Dios.
No hay duda de que una parte de la juventud está en efecto alejada de la Iglesia, pero, valga el chiste viejo, eso se cura con los años. Al final, casi todos, pasado el sarampión laico, volvemos la cabeza hacia el Señor. Fundamentalmente porque la desilusión adherida a la vida fatiga mucho y en las hornacinas hay uno que alivia el cansancio para siempre. Este retorno pone de los nervios a los ateos, pero es tan cierto como que los que de mozos bailaron con AC/DC se contonean ahora al ritmo de Paquito El Chocolatero.
El gesto de Benedicto XVI es el de un hombre que tiene en cuenta a los avances técnicos para decir que ahí también está Dios.
ResponderEliminarEl Evangelio es amor,del bueno,de más de 160 caracteres. Diría yo que es de los de 70 veces 7,amigo Javier. Buen día.
Ya sabes, todo pasará, inernet incluido, pero la Palabra permancerá siempre. Un abrazo.
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