El Rey ha agradecido a Dios el retorno a la buena salud tras su
nuevo encuentro con el cloroformo motivado por su enésima operación de cadera. Lleva tantas que su cirujano jefe parece Adamo con bata de tanto poner las manos en su cintura. Habrá
quien piense que el agradecimiento es lógico porque, al ser privilegio de los
bien nacidos, acredita a don Juan Carlos como máximo exponente de la alta cuna.
La explicación es la contraria. Mencionar a Dios es el gesto de humildad del que se sabe débil ahora
que es objeto de vilipendio de clase. Desde su aventura subsahariana el club de
amigos de Bambi le acusa poco menos que de ser, por monstruo, el hombre
elefante. Lo que demuestra que la hemoglobina azul no da ya para una transfusión
en condiciones. Más que nada porque el pueblo considera que está llena de glóbulos aristócratas
que circulan en Rolls mientras los de la plebe transitan por la vena cava en el camión de reparto de Codorniu.
De ahí el resentimiento de quienes reprochan al monarca cualquier
cosa. Incluso que considere la curación obra del omnipotente. Es posible que alguien entienda que el jefe de Estado de un país laicista debe de ser también
aconfesional en el capítulo de agradecimientos y que no tiene que meter a Dios en el ámbito
quirúrgico. No estoy de acuerdo. La historia acredita que el Creador maneja el bisturí
como nadie desde que envió a su hijo al mundo para extirpar el cáncer del
pecado, cuya metástasis obligó al bien amado a dejarse alancear para salvar al prójimo. Lo
que convirtió a Jesucristo en el primer donante de sangre.
Precioso tu artículo,Javier.Reflejas en un par de párrafos toda una historia:eso es periodismo,amigo.
ResponderEliminarEn cuanto a SM el rey,nos da una de cal y veinte de arena...
Dios y él saben sus cuitas.Para mí,como cristiano,el que se se humille ante Dios,humus,tierra,"el peregrino se humilla ante Dios"(Indiana Jones y la última Cruzada)es bueno,lo justo y necesario.(¡Qué mal ha hecho la mala enseñanza,amigo Javier.Ha creado burricos que soplan la flauta y dicen que saben música)...
Me gustaría haber visto esta postura en la ley del aborto,por parte del rey y en otras sanciones reales...
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias, me alegro de que te guste. La literatura clásica (Lope y Calderón) está llena de reyes justos. Es posible que don Juan Carlos viva aún de las rentas del 23-F, pero a mí me parece una buena persona. Aunque tienes razón: la ley del aborto no debía haberla firmado. A imitación de Balduino.
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