Resulta incomprensible la mala fama que arrastran los que a fuerza de estar simultáneamente con el hombre y con Dios tienen los pies en el suelo y la cabeza en las nubes. Tanto más cuanto que, sin motivo alguno, es similar a la que pende sobre los padres de la patria y los banqueros, quienes por lo general sí merecen, respectivamente, la moción de censura y el descrédito.
Mientras la política te mete en fregados y la banca barre para casa después de dejarte sin ella, la sacristía te entrega la colecta del cepillo. Así que para limpieza de intenciones, la del cuerpo místico. Entre un mitin, un pagaré y una homilía no hay color. Tampoco entre el mapa geofísico de la Iglesia, que transita entre el sermón de la montaña y el valle de lágrimas, y el geopolítico, que lo hace por tierra de nadie. De lo que se deduce que no hay ni punto de comparación entre el altar mayor y la cámara baja.
Soy un tipo obeso,con barba canosa...mucha gente me dice que tengo pinta de abad(bueno,quién ha sido fraile antes que cocinero algo retiene...)pero no discuto jamás:la vida es tan importante que no merece ensuciarla ni con un segundo de rabia.
ResponderEliminarMi respuesta ante el -¡Estarás gordo de no discutir!,es: ¡Va a ser por eso!...
Quiero decir que me vale el ejemplo de los sacerdotes,religiosos,misioneros y demás consagrados o seglares que se baten el cobre por amor al hermano y al Señor. Lo demás,ganas de incordiar,amigo Javier.
Un abrazo.
Ganas de fusilar, diría yo. Un abrazo.
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