El talento narrativo de Prego refleja la realidad tensa,
pero esperanzadora, de una España, aquella España, sostenida políticamente, a
izquierda y derecha, por estadistas en lugar de por demagogos. Por políticos de
peso, seductores con buenas intenciones, que fumaban ducados y bebían ginebra
en vaso largo. Políticos que consiguieron dividir el átomo franquista sin
convertir Lavapiés en Hiroshima. Escrito esto entenderán el motivo por el que tras
cada capítulo me entre una morriña consonante que me lleva de Quevedo (Miré
los muros de la patria mía) a Vallejo (Y me ha dado qué pena esa viajera).
La Biblia,con ese bello lenguaje poético no exento de realidad,relata esa constante del ser humano:la rebelión contra el Padre,el Creador,Dios en este caso.
ResponderEliminarY eso nace,a mi entender,de un complejo insoportable,el no aceptar la propia condición,el momento de cada uno.
Cuando el ser humano sabe donde está,ocupa su lugar sin problemas,pero eso exige un ejercicio de discernimiento sobre sí mismo no exento de humildad.
Es muy peligroso,duro y desagradable todo lo que se está creando estos años,llevando a la locura a la sociedad.
Y hay un solo camino para evitar eso,el reconocimiento del otro como un igual.
Si no se hace así,caminaremos hacia el desastre.
Un abrazo.