La abundancia de versos sueltos del PP se debe a la
frustración que les ha quedado a determinados niños bien por no lanzar
octavillas durante la
dictadura. Tanto es así que en la actualidad no desaprovechan
ocasión para marcar asonancia respecto a la dirección nacional. Sobre todo, en
el tema del aborto. Ahora que el PSOE ha dictaminado que dar a luz es de
ultraderecha, a fin de emparentar la explosión demográfica con Hiroshima,
abundan los prebostes conservadores que aceptan, no ya Laika como animal de compañía,
sino Gulag como lugar de veraneo.
Monago ha sido el último es mostrar su desacuerdo con el
anteproyecto de ley que prioriza la vida sobre la voluntad por considerar que
hace falta consenso sobre si el embarazo debe o no acabar en cuna. Monago queda
así en su partido como un verso suelto, al modo en que quedaría en el Cara al
sol una apostilla lírica de Jorge Semprún. Esto le gusta, seguro, porque el
hombre asonante se cree único, es decir, mejor, debido a que confunde la rima con el
convencionalismo. El problema es que en el PP son ya tantos los versos sueltos que
cuesta encontrar a Góngora entre la hojarasca.
No hay nada peor que desear ser lo que uno no es y que eso nos lleve a ser unos acomplejados,pero diría que además es que no tienen nada claro en su interior.
ResponderEliminarY en cuanto a la vida,pocas bromas. O a favor,o en contra.
Un abrazo.