Lo importante, empero, no es la intención que tuviera, sino
el hecho de que después de lesionar a Diego Armando el zaguero lloró, ya que el
llanto, la expresión hídrica del arrepentimiento, surte efecto en la redención. Precisamente,
lágrimas es lo que ha faltado al colectivo de presos etarras que lamenta el
daño causado a sus víctimas, por lo que el obispo de San Sebastián, José
Ignacio Munilla, sugiere que su dolor de los pecados es táctico, así que exige
que pidan perdón. Que no lo pidan tiene sólo una explicación: los baleadores de Euskadi deben de considerar
que las nucas son la retaguardia del fascismo.
jueves, 9 de enero de 2014
La entrada de Goikoetxea
Cuentan las crónicas periodísticas del 83 que Andoni
Goikoetxea rompió a llorar ante el comité de competición cuando explicó a sus
señorías el lance de juego que introdujo a Maradona en los secretos del
politraumatismo. El defensa vasco vino a decir que la entrada que familiarizó a
la afición con la literatura médica de terror (maléolo afectado, desviación del
tobillo, arrancamiento de ligamento lateral interno y luxación de la zona
pateada) la hizo sin querer.
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Goico era un tipo de defensa muro: si pasaba el balón,no pasaba el contrario.Y sí,fuera de anécdotas,el dolor del arrepentimiento es liberador,en parte para el que ha sufrido la afrenta y mucho para el que la ha cometido.
ResponderEliminarPero de estos seres humanos sin alma asesinos etarras nunca esperes nada así,Javier. Un abrazo.
Bueno, amigo, nunca se sabe. Dios es perseverante. Un abrazo.
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