Pero este es un escándalo sazonado de hipocresía. Hace poco
se celebraron en China unas Olimpiadas y nadie se echó las manos a la cabeza
por la amplia participación española en un país gobernado por otra dictadura,
aunque sea la del proletariado, porque puesto a tiranizar lo mismo da que el
que mande vista esmoquin que mono de trabajo. En esa China aceptada por el mundo
libre acaba de morir Pedro Liu Guandong, obispo emérito de Hebei, que pasó 23
de sus 94 años en la cárcel, tal que si Pekín le hubiera aplicado la doctrina Parot, por el delito de lesa humanidad de
defender a la Iglesia católica en su país. China, claro, es el gigante
asiático, y Guinea, el pigmeo africano, pero aplicar la lógica
geopolítica a la injusticia es darle patente de corso al Napoleón de turno.
viernes, 15 de noviembre de 2013
La pachanga y la hipocresía
A cuenta de su pachanga con el combinado de Guinea
Ecuatorial a la selección española de fútbol se le puede decir lo que espetó
Churchill a Chamberlain: “Elegiste el deshonor y tendrás la guerra”. El
deshonor de jugar para blanquear la imagen de un sátrapa y la guerra mediática
de los seis días, que es lo máximo que dura aquí una polémica. Desde
luego, jugar el amistoso patrocinado por el dictador Obiang es inaceptable desde cualquier punto de vista. Ni siquiera tiene una justificación deportiva si se tiene en cuenta que en esa parte de África no se forjan los pichichis. De modo que propiciar el choque de la
mejor medular de la historia con un grupo de inofensivos laterales viene a ser
como enfrentar a Nadia Comaneci con la Venus de Milo en el ejercicio de paralelas.
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Así es sí así os parece(Pirandello)sería lo que están haciendo los dirigentes del fútbol español. Es algo repugnante dar aire a un sujeto como Obiang igual que hacerlo con la China que cobra la bala al ejecutado.
ResponderEliminarSólo la sencillez del que muere según como ha vivido puede reconciliarnos con la condición humana. El sacrificio redentor de Cristo está vigente ahora mismo,amigo Javier.