El físico ateo también mira por encima del hombro al
creyente porque entiende que camina por la vida como un niño inseguro e ilusionado que utiliza la
mano izquierda para asir la de su abuelo y la derecha para llevar un globo.
Para el físico ateo el globo del creyente es el ojo de Dios, por lo que intenta
convencerle de que lo suelte a cambio de acciones en Hispasat o de que lo explosione
a cambio de nada. Lo que importa, sin embargo, es lo que hace el viejo del pueblo, quien, puesto a elegir entre ser materia o alma elige lo segundo porque a su edad sabe bien que el físico es el globo.
El P.José Manuel,anterior párroco de Canfranc,cuenta siempre lo que le impactó un niño pequeño asido a la mano de su padre. Le preguntó si iban de paseo o a jugar etc y el niño contestó: Voy con mi padre...
ResponderEliminarCreo que esa es la sensación que tenemos los creyentes. Vamos con nuestro Padre,sin cuestionarnos muchas cosas más porque sabemos lo que es un padre.
Un abrazo.