El adoctrinamiento siempre ha sido una pérdida de tiempo, lo que explica que a día de hoy apenas haya franquistas entre los que estudiaron el compendio de la formación del espíritu nacional en la enciclopedia Álvarez, cuyos dibujos de niños impolutos casaban mal con las cazcarrias que en aquella época portaba el grueso del alumnado. Y no me refiero al gordo de la clase. Esa era la realidad. La de ahora implica que aunque el profesorado progresista imponga el laicismo como materia transversal en infantil no podrá evitar que el niño se persigne, porque el niño no apuntala su cosmovisión en la ideología, sino en la confianza.
O sea, en la fe. De ahí el éxito de los colegios concertados católicos, donde se hace pedagogía de Dios en lugar de proselitismo, es decir, se enseña a los escolares a mirar al cielo con buenos ojos para que valoren la importancia de un día despejado, no para atacar a los que prefieren las precipitaciones débiles o localmente moderadas.
Deciamos ayer...(Un abrazo y bien retornado,Javier). Los que vivimos una enseñanza religiosa con valores y luego una pública donde te formaban fenomenalmente vemos que se ha dejado la enseñanza a un lado para meter ideología como a los patos se les ceba para hipertrofiarles el cerebro.
ResponderEliminarLa verdad os hará libres,dice S.Juan,y el evangelista no estaba equivocado.
Encantado de tenerte otra vez en el blog, Caminant. De mi etapa en un colegio concertado (SAFA) me queda, no sólo un buen recuerdo, sino unos buenos principios. Un abrazo.
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