viernes, 11 de abril de 2014

Funeral católico

El PSOE, escandalizado por la homilía de Rouco en la misa de Suárez, pide suprimir el contexto católico de los funerales de Estado so pretexto de que un país aconfesional debe de aplicar el principio de neutralidad en el ámbito de las creencias, planteamiento que, llevado al límite, implicaría que los restos mortales del ex presidente descansaran hoy en un cantón suizo en lugar de en la catedral de Ávila.
Rouco no se extralimitó al advertir entre latines de que si no nos llevamos bien nos llevaremos como en el 36, porque resulta obvio que nosotros, los de entonces, siempre somos los mismos. Aún así, el PSOE, experto en recuperar las dos Españas, afirma que para ensalzar las cualidades del finado no tenía que incluir ninguna apostilla bélica en el sermón. Tal vez desconoce que es la apostilla bélica la que explica la grandeza de un hombre que enhebró desde la concordia el encaje de bolillo de la transición en este país de tricotosas.

martes, 8 de abril de 2014

La tercera vía

Si Jesús hubiera querido pasar desapercibido habría usado un desfibrilador para resucitar a Lázaro y en las bodas de Caná, en vez de convertir el agua en vino, habría optado por la tercera vía, la cerveza sin alcohol, que es lo que hace el catolicismo de baja intensidad cuando defiende con tibieza la fe en el agresivo entorno laicista para no hacerse notar.
Pero hacerse notar es una seña de identidad católica. Al fin y al cabo, persignarse nos convierte en cruz, es decir, en víctimas. Sin embargo, el católico de baja intensidad, amedrentado por la presión ambiental, circunscribe a la intimidad su relación con Dios, como quien mantiene una aventura, en lugar de pregonar la grandeza del encuentro. Es la diferencia entre ser testigo y pasar por allí.

miércoles, 2 de abril de 2014

Amaiur, Rouco, el fascismo y Suárez

El diputado de Amaiur Sabino Cuadra relaciona a Rouco Valera con Atapuerca porque el cardenal, en la homilía del funeral de Suárez, animó a las comunidades que forman el estado a llevarse bien para evitar futuras batallas del Ebro. Cuadra, cómo no, define el sermón como fascista, que es el latiguillo con el que el nacionalismo fustiga a todo el que se atreve a cuestionar la divisibilidad de una España que, visto cómo se las gastan los independentistas, lleva camino de convertirse en la antítesis geográfica del número primo.
Para mí que Rouco propone una España que sólo sea divisible por ella misma porque está convencido de que los pespuntes de la historia no tejen territorios, sino relaciones. Así que si por sugerir tal sensatez le llaman cavernario habrá que denominar al que denomina. Por Cuadra sabemos que se puede ser cavernario y fascista, pero ¿puede un vasco ser cavernario? Sí, siempre que el tal considere que Baracaldo es la cuna del neandertal, el pterodáctilo un antepasado directo de la gallina autóctona y el hacha de sílex el logotipo original del anagrama de ETA.